¿Quién no se ha encontrado en algún momento absolutamente desmotivado? Sin conseguir saber la razón explícita de su estado, llega un día cualquiera lo que llamamos en francés «le mal de vivre»; las mariposas negras se agolpan en tu cabeza, tu corazón y tu estómago…

Y piensas: «pero si ayer estaba de maravilla, tenía ganas de vivir, hacer cosas, la vida me sonreía, ¿porqué me encuentro tán mal ?»

Y te quedas tirado en el sofa sin ganas de nada. Antetodo lo primero es analizar el porqué pero sin caer en la autocompasión y procurar encontrar la respuesta o caes a continuación en una inercia que roza la depresión.

 La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene nuestra conducta y persistir en él para su culminación con voluntad e interés.

Esta motivación exige necesariamente que haya alguna necesidad de cualquier grado; esta puede ser absoluta, relativa, de placer, de lujos materiales u obligaciones. Pero sin saber porqué, todo a tu alrededor se hace cuesta arriba y no tienes fuerza psíquica ni física de seguir, piensas que no puedes hacer lo que te habías propuesto y que ni mil caballos pueden arrastrarte a algo que sabes beneficioso para tí aunque sea por ejemplo hacer un viaje a una isla paradisiaca.

Muchos factores influyen en la motivación:

Los factores extrínsecos e intrínsecos( Maslow, Dan Pink )

Los factores extrínsecos pueden ser:

El dinero

El  trabajo

Los Viajes

Las reuniones

La familia

Los bienes materiales

Todos estos factores pueden incrementarse o disminuirse en el espacio alrededor del individuo, sin embargo, los factores intrínsecos dependen del significado que le da la persona a lo que hace. Es cierto que los  factores extrínsecos también dependen de esta interpretación de la persona, éstos pueden cambiarse radicalmente de forma muy rápida mientras que los intrínsecos requieren de un trabajo de asimilación más adecuado para la mente del individuo. Los factores intrínsecos tratan de los deseos de las personas de hacer cosas por el hecho de considerarlas importantes o interesantes.

Los factores intrínsecos pueden ser:

El propósito.

La maestría

La autonomía.

Con la desmotivación todos estos factores desaparecen.

Para el conferencista, orientador de la conducta y escritor, Renny Yagosesky, la desmotivación es un estado interior limitador y complejo, caracterizado por la presencia de pensamientos pesimistas y sensación de desánimo, que se origina como consecuencia de la generalización de experiencias pasadas negativas, propias o ajenas, y la percepción imaginada de ser incápaces para llegar a los resultados deseados y se convierte en una actitud claramente nociva si se convierte en una costumbre llegando a afectar nuestra salud: dejamos de movernos, de alimentarnos correctamente, de descansar con un sueño reparador y pensar en positivo para pasar a un estado casi de letargo.

Esta claro que la situación actual no nos empuja a la motivación:

La falta de trabajo

El futuro poco alentador

La deshumanización cada vez más palpable de nuestro entorno.

Los recuerdos dolorosos

Las fechas señaladas

El desamor

La soledad

Las penurias económicas

Las injusticias.

La enfermedad.

Y otras tantas situaciones que padecemos, vemos u oímos cada día.

El tiempo atmosférico también actúa sobre nosotros, a veces un rayo de sol basta para cambiar nuestro ánimo o un viento persistente afectar nuestros nervios cambiando nuestra actitud.

Sin darnos cuenta nos repercute aunque no queramos y vemos que no podemos cargar las pilas y seguir con nuestra vida normal batallando para intentar superar los obstáculos diarios.

Digamos que nuestro ascensor particular baja a la planta sótano, con nosotros encerrados sin poder darle a ningún botón: nos faltan fuerzas.

Lo mejor en estos casos de casi desesperanza es darnos tiempo, un tiempo razonable de reflexión y autoanálisis. Bucear dento de uno mismo objetivamente, hablar o escribir sobre nuestro malestar.

No somos los típicos y viejos juguetes a los que dábamos cuerda ni las antiguas cajitas de música que sonaban siempre alegres después de darle a una llavecita. No siempre estamos más felices que unas Pascuas, también tenemos nuestros momentos de tristeza y lo primero es saber de dónde viene. Una vez conozcamos la causa podremos ponernos manos a la obra, recomponernos y perdonarnos este momento de debilidad; sólo somos unos humanos con todo lo que conlleva.

Con mucha voluntad, valor y amor volveremos a ser unas personas con ganas de comerse el mundo, de hacer cosas interesantes, de resolver nuestros problemas y luchar contra viento y marea.

Sólo con estos factores borraremos de un plumazo los momentos de desmotivación y volveremos a ser como antes, con más ímpetu si cabe tomando consciencia de que es mucho más fácil ser feliz que desgraciado y por supuesto más gratificante.

Y poco a poco, también sin darnos cuenta, volverán a revolotear a nuestro alcance muchas mariposas de alegres colores

Tod@s hemos pasado, pasamos y pasaremos momentos en compañía de estas mariposas negras, a estas personas va dedicada esta entrada con todo mi apoyo y amor. Nada, ni lo positivo ni lo negativo dura para siempre.