No, no me ha sentado mal la entrada del nuevo año, sólo pienso que tendríamos que dar las gracias cada cada mañana cuando nos levantamos hasta la noche cuando nos acostamos.

Con la que está cayendo y caerá seguro que en nuestro fuero interior pensamos que más que dar las gracias debemos quejarnos muy enfadados, pero lo uno no quita lo otro.

¿ Qué hacemos primero cuando nos despertamos? Abrir los ojos y VER, podemos MOVER nuestro cuerpo entero, CAMINAR, OÍR y HABLAR.

Podemos hacer cualquier movimiento tan útil como rascarse, no depender de nadie para tener una intimidad más que necesaria en según qué momentos y realizar unas acciones que son tan naturales que ni siquiera nos paramos a pensar en ellas.

Podemos RESPIRAR, REÍR, TOSER sin dolores ni impedimentos, podemos VIVIR de forma autónoma, GOZAR de nuestros cinco sentidos

No tenemos las restricciones de actuación diaria que forman parte de la rutina.

Cuando perdemos estos dones tan naturales de forma temporal nos damos cuenta que estamos muy afortunados porque los recuperaremos en unos días, semanas o meses y es cuando nuestra cabeza unida a nuestro corazón empiezan a elucubrar en serio. De momento todo nuestro cuerpo se rebela contra el dolor físico y nos sentimos totalmente a la merced de nuestro entorno pero sabemos que esta dependencia acabará tarde o temprano lo que nos ayuda a sobrellevar este mal momento de reposo obligado.

¿Y las personas que saben que para siempre se van a quedar en un estado de dependencia total y absoluta? Personas que pierden el uso de sus miembros, que no caminarán y ni siquiera podrán abrazar a sus seres queridos nunca más… Personas que han cogido el coche, lo han estrellado destrozándose la médula espinal y su vida. Muchas, según el grado de las lesiones tienen una calidad de vida buena pero otras no.

¿ Y las personas afectadas de enfermedades neurodegenerativas que ven con una tremenda lucidez como van perdiendo sus facultades día tras día sin ninguna esperanza?

¿ Y los familiares?

No quiero dramatizar, estas personas se merecen demasiado respeto para hablar de ellas sin un extenso conocimiento que no poseo. No voy a nombrar ninguno conocido por la sencilla razón que el más anónimo tiene los mismos derechos que el más célebre.

Por eso insisto: DEMOS GRACIAS a Dios, a la vida o a lo que queramos, cada día, cada hora, cada minuto de poder disfrutar de una vida nuestra, plena y autónoma.