La semana pasada me pare en un pueblecito de la provincia de Huesca: Valfarta, sólo quería tomar un café pero justo enfrente del bar se encontraba la iglesia ¡abierta! una casualidad ya que por la culpa de cuatro vándalos los monumentos están cerrados la mayoría del tiempo con la consiguiente busqueda larga y normalmente infructuosa de la llave. Sin pensármelo dos veces entré sin hacer ruido por si se celebrababa algún oficio religioso pero sólo encontré una señora muy mayor, me dijo tener casi 90 años, limpiando muy despacito el suelo; la viejita estaba tan absorta que no me oyó acercarme. La saludé y le pedí permiso para visitar el templo, era pequeño y sin ornamentos dignos de mención, la típica iglesia de un pueblecito; después de observar a mi alrededor, la señora siguiéndome muy atenta, me extrañó la mezcla de estilos románico y barroco. Sé que ocurre amenudo con los cambios ornamentales a lo largo de los siglos pero la parte románica estaba ennegrecida, como quemada. Se lo comenté a mi guía y su respuesta me dejó sin palabras:
“Sí señora, es que la quemaron durante la guerra civil, pero hay que perdonar, no lo hicieron por maldad sino por falta de cultura”
Luego me enseñó una vieja foto enmarcada mostrándome cómo era la iglesia antes. Le dí un abrazo cuando nos despedimos, me apetecía muchísimo porque la buena señora había dado en el clavo. Su frase me rondó la cabeza bastante tiempo mientras reemprendía mi ruta; esta anciana había vivido los horrores de una guerra civil y incluso podía haber perdido algún familiar y amigo pero su corazón no guardaba ningún rencor hacia los que habían intentado destruir SU iglesia, no era gran cosa ni tenía tesoros pero era su iglesia y su pueblo donde había nacido y pasado toda su vida.
Para mí esta frase corta y simple me dió una lección de amor y tolerancia hacia el prójimo. ¿Porque no podemos hacer lo mismo,nosotros los cultos, los inteligentes, los estudiosos, los que nos creemos el centro del universo? ¿Porqué no podemos dejar de juzgar sin saber? ¿Porqué no podemos tener una memoria objetiva y sin partidismos? Creo que esta señora reunía todas las cualidades de las que tanto nos enorgullecemos y ninguno de nuestros defectos, seguramente no tenía estudios superiores pero poseía la verdadera escuela de la vida. ¡Ojalá podamos tener algún día la hermosura interior de esta viejecita de un pueblecito español!
Abrazos
Me gusta mucho dominique. Sencillo y real como la vida misma (no como nos lo pinta la tele). ¡Cuánto tenemos que aprender de la tolerancia de nuestros mayores! ¡Cuánto de su sentido práctico de las cosas cotidianas! Y no hacemos más que maltratarlos…
Es verdad que cuidamos poco de nuestros ancianos, esta es otra historia que quiero tocar, amigo mío nos rompemos la cabeza por nimiedades y nos amargamos la vida por cosas fuera de nuestro alcance, pero no vemos lo importante. Por mi parte quisiera poder hablar y escribir, humildemente eso sí, de lo poco que he visto y aprendido a lo largo de mi vida, puede que sirviera para algo bueno.
Abrazos.
Servirá dominique, servirá,,
qué Grande esa frase, que Hermosura,,
Abrazos
.
.
.
.
.
.
pero hay que perdonar, no lo hicieron por maldad sino por falta de cultura
La verdad hermano, sentí que lo tenía que escribir, me impactó un montón, si hubieras visto esa viejita delgadina pero con una mirada de buena que pá qué. Aún quedan personas asi y son las que hacen la vida más llevadera.
Un abrazo.
[…] escuchado en un paseo mientras contaban una anécdota […]
Gracias por tu fidelidad hermanito,
Abrazos
Querida Domi: me ha conmovido tu relato, sobre todo la profunda y sencilla inteligencia que demuestra esa buena mujer… Hay much@s como ella, afortumadamente. Gente mayor, que vivió cosas terribles, con recuerdos dolorosos y tirstes, pero que aún así han conseguido perdonar. Mi suegra, a sus noventa años, es un ejemplo que me has hecho recordar al leerte: tuvo que contemplar con sus ojitos de niña cómo fusilaban a su padre en la plaza del pueblécito aragonés del que era alcalde republicano; luego tuvo que sufrir la muerte prematura de su madre dos meses después (siempre dice que se murió de pena); siendo hija única, y de familia acomodada, de repente se quedó solita en el mundo y prácticamente trabajando de sirvienta para un tío suyo. Y eso sólo fue el principio de su azarosa vida, que le trajo muchos más sinsabores que ahora no vienen al caso…
Pero siempre me ha parecido una mujer ejemplar en el sentido de que no guarda rencor, igual que le pasaba a la abuelita de tu relato, y es capaz de seguir adelante, a pesar de su avanzada edad, con alegría y esperanza. Todavía se emociona cuando nos enseña sus viejas fotos, pero es una gran optimista, y lo que les enseña a mis niñas no tiene precio: la superación de una mujer que lo pasó muy mal pero no echa a nadie la culpa de nada de lo que ocurrió en su vida. Ese sentido de la autoresponsabilidad maravilloso del que tantos andan escasos, sobre todo los más jóvenes…
Creo que no les damos la importancia que merecen a las personas mayores. Deberíamos pasar más rato con ellos, hablar con ellos, pero sobre todo escucharles, porque son humanos completos, han llegado más lejos que nosotros, y sin duda tienen mejores perspectivas del camino. ¡Cuánto aprenderíamos si les dedicáramos más atención y les dejáramos seguir teniendo un papel importante en la sociedad! Como hacen en las tribus más arcaicas, donde el consejo de ancianos es la máxima autoridad del poblado…
¡Y nosotros nos creemos civilizados!
Un beso muy grande, amiga, y enhorabuena por tu blog, que es una maravilla. Habla mucho de ti… ¡Y todo bueno!
Bienvenida a mi casa. siempre se han cometido injusticias, se cometen y se seguirán cometiendo…¿y en nombre de qué o quién? A veces es muy difícil perdonar, pero lo importante es NO olvidar para no repetir los mismos errores y ser mejor persona.
Gracias por tu entrada
Abrazos.